Me siento más tranquilo, recuerdo que no tengo a muchos cercanos a quienes contar mis cosas y mucho menos a una familia, escucho a alguna persona hablando por teléfono con su madre y contándole cada Azaña de su semana. A mí personalmente me genera agotamiento, ese tipo de cosas no me gustan, no me agradan. Ni tener que contarle con pelo y señal cada cosa que hago o no hago a alguien, ya sea hermana, pareja, amiga, mamá. Me he dado cuanta que hay personas que sienten la necesidad de contar todo lo que les pasa constantemente hasta más de una o más de tres veces.
En fin, me trae sin importancia, ayer escribí que no me sentía enamorado, y hoy pienso que me siento contento al respecto. No hay como la tranquilidad luego de salir de esa estado como ebrio para ver con más claridad las cosas, que nada nos sorprenda ni nos nuble la cabeza en intentar idealizar algo que es cotidiano y que tiene de todos los aspectos.
Me estoy disfrutando, ahora voy en la micro a buscar un bus que me lleve a Santiago a visitar a otro amigo. Por fin en el bus podré escribir hacerca de mis días con mi amigo Damián, me gusta tener buenos amigos en Valparaíso. Hace unos días hemos visitado a Allen y no le he escrito respecto a esa visita. Creo que le escribiré en cuanto termine esta carta. Esta carta para mí mismo y para la posteridad llamada las palabras que quedan en el vacío.
Que grato escribir sin esperar ser leído, pero al menos tu me lees y yo quisera leerte más también, pero cada cosa a su respectivo tiempo.
Hoy le escribí mi primera carta desde un viaje a mi amigo del alma emilio, le dedique harto tiempo y honestidad. Ya ha pasado mucho tiempo, para mí es mucho tiempo ya que yo hábito en otra percepción del espacio.
¿Porqué todo se va aclarando de una forma tan temprana? Al menos para mí, cuando escribo me acuerdo de quien soy realmente y puedo ser honesto sin ser superficial. Es bueno escribir.
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