sábado, 4 de julio de 2020

Habíamos tenido alas alguna vez

Habíamos tenido alas alguna vez, y tez azul, como las flores cuando están tristes
nos quedábamos pensando en alguna idea parecida a la realidad pero distinta,
él siempre libre y frágil parecía hecho de cartón, en la época nueva

Nuevamente aquellos que podían volver nuevamente, se quedaban plasmados ante tanto avance,
¿Quién podría olvidar los árboles y los caminos eternos que no llegaban a ningún lado?
Me parece que fue ayer, caminar con los pies descalzos o el cielo estrellado.

Ahora imploramos, te veo grato niño de fuego intenso
te quiero caminando seguro con la sombre del atardecer, y nunca hallar un hogar.

Pero fui cambiando demasiado rápido, siempre demasiado rápido, incesablemente, incansablemente, que hasta dolía, ser cada vez más humano, sanar desde toda la herida abierta, sentir la herida abierta.

El al parecer se ha adentrado en una nube densa, muy densa, y las piernas se las han cortado, y duele recordarle, porque cuando veo hacia atrás veo mi rostro en su rostro gastado, y no puedo saber como se sentía cuando era niño, no puedo saber demasiado desde lo limitante de mi cuerpo.

Alguien en su alcoba se da el tiempo de crecer, de plasmar la Ciudad, algo raro esta sucediendo y yo no quiero contarlo, aunque aquí, dentro de un espacio seguro llamado el jardín de los eternos, se puede hablar en un lenguaje parecido al que existía cuando aún no sabíamos hablar y mirábamos a las nubes, yo esperaría que a veces el recuerde, porque mi mente se ha expandido a múltiples formas de ver una flor y a veces me duele, hasta caminar.

Inventaré una historia donde yo ya no llevo vendas invisibles y tengo piernas, puedo caminar sin ningún dolor en el cuerpo, y mi cuerpo se siente liviano. El también se siente así, más grande, más fuerte, hasta más alegre y se olvidó de todas sus penas como si nunca hubiesen pasado. No sé muy bien porque en este momento mi cuarto parece de nuevo un tubo que se llena de bichos pequeños y grandes, y entre el polvo y el olor a humedad, aparecen recuerdos tiernos, de cuando los ángeles aprendieron a volar, en ese entonces no existían los cuartos, ni las ventanas, ni las puertas; sólo el basto y amplio mar y sus tierras.

PD: querido amigo, quizás en algún lugar se guarda algo que queremos recordar para siempre, yo te había dicho una vez que quería morirme pronto, que hasta cierta edad era imposible llegar, disculpa si no te acompaño para siempre pero está doliendo demasiado, existir como un cristal sucio, hay espinas que no me las puedo quitar, haciendo lo imposible. 

Cada vez se ha vuelto más doloroso escribir pero menos doloroso vivir, cada vez tengo menos vergüenza de escribir pero más de vivir, cada vez puedo expresarme mejor pero siento hacia dentro, la mayoría del tiempo me lleno de algo extraño, creo que debe ser el exceso de estímulos y tecnología, hay muchas vidas paralelas viviendo simultáneamente, las dimensiones como que están intentando integrarse en una sola.