jueves, 26 de octubre de 2017

Mirarte

"...la cara de mis alucinaciones. Los ojos alucinados. Los rasgos angulosos, tallados por el dolor. El hombre soñador, diabólico e inocente, frágil, nervioso, potente. Cada vez que se cruzan nuestras miradas, me sumerjo en mi mundo imaginario. Realmente, es un hombre alucinado y alucinante."


Sabía que era tan sólo un  niño cuando lo conocí,
sabía ser él mismo aunque no supiera realmente que yo le veía descalzo
de pies a cabeza,
su mirada fuerte sentía ese abismo y me decía que quería la aventura de la vida.

Yo lo seguí, era habitual en mi seguir ese tipo de conductas, desarraigadas,
ambivalentes, quería su ser más que nada, su voluntad.

Una tarde dejó todos sus máscaras y se puso a llorar,
el día era frío y esperábamos el tren, aunque él nunca esperaba nada realmente,
viajábamos al Norte, pero él a ningún lado, siempre parecía tan lleno y tan perdido.

Sordo, ciego, mudo, de sus sentidos humanos,
aunque consciente, vivió una vida larga y  maravillosa, realmente dentro,
muy dentro, había algo más, que tan sólo palabras,
había un ser que gritaba y reía, que sentía de una forma tremenda,
pero no sabía realmente que era,
aquel pequeño niño que lloraba cuando el Sol no quería salir de él.

Una mañana lo vi desde muy lejos,
él preso de una inmensa calma sobre la montaña, muy alto, muy lejos,
apenas apreciable, tenía una postura erguida, y una mirada más lejana que como yo lo veía
 y el sabía,
que siempre estaba ahí y él no, él era esencia, producto, viveza, candor,
yo era fría sobre el manto de la vida.

Aquel Sol que llevaba dentro, nunca salía, nunca era visible,
porque decía él, que le dolía llevarlo, que no podía mostrarlo, porque el peso era enorme,
y era consciente que el peso era profundo, más profundo que algo apreciable,
 no debía dejarlo salir a la luz del día,
aún era muy temprano, y le causaría un profundo dolor.

Siempre supe que morir en vida sería algo difícil y aún así sigo en pie caminando cada día sobre mis parpados pesados como el hierro.





Inocencia


Mi pequeño rostro de arena recorre tú luz,
mira como eres, ahora que estás hecho de sal
y que tus manos saben querer.

Hace muchos años escribí una historia,
que alzaba los corazones con tan sólo escucharla,
esta historia no era para cualquiera,
sino para los oídos capaces de oír,
en lo más profundo:

La luz poso la mirada sobre cada pétalo,
nuestros rostros se volvían rectos,
y nuestros ojos grises sobre la más cálida luz del Sol,
calzaban con un espíritu colérico.

Cierra los ojos sobre tus vacíos,
hay un niño de fuego.

Muy joven sentí lo duro y frío de la existencia,
mis ojos vieron el dolor de cerca,
mi corazón seguía latiendo y mi ser se desmoronaba,
déjame morir un minuto más.

Cuando abrí los ojos dentro de la fría muralla de piedra,
sentí la soledad más profunda del Mundo,
y mis ojos se hicieron trizas,
y tuve que ser más fuerte de lo que podía.

No pude gritar cuando lo vi morir a causa de mí,
su pies fríos, la sangre corría en su pecho fuerte.

De niña pude ver, a los que se miran tras la ventana,
rostros sucios, rostros duros, invisibles para mí,
que huía con un tono inseguro,
de mis pies de niño,
de mi inocencia perdida.

Un ser corrompido.






martes, 17 de octubre de 2017

Retrato de un Aventurero


"Soy el Océano Pacífico. El mayor de todos. Me llaman así desde hace mucho. Pero no es cierto que esté siempre así. A veces me enfado y la emprendo con todo y con todos. Hoy mismo acabo de calmarme de la última rabieta. Creo que barrí tres o cuatro islas y destrocé otras tantas cáscaras de nuez, de ésas que los hombres llaman barcos"...


El aventurero no está, en último término, al servicio de nada. Por eso parece difícil hablar de su dimensión, puesto que él es justo lo contrario en esencia. “Esencialmente ajeno al fanatismo y al maniqueísmo, el aventurero se compromete con una causa sin adherirse a la misma, y si arriesga su vida lo hace más por su propia salvación que por la victoria.”Su catecismo es la acción y descree de ideas o doctrinas, porque su móvil no es el altruismo sino su incompatibilidad profunda con el mundo tal y como se le ofrece. Su rebelión es una búsqueda constante de ese instante supremo que Von Salomon describía como “aquél en el que una vida se encuentra condensada, aquél que nos confirma estar a la altura de todo un destino, aquél que nos hace sentir el verdadero valor del mundo”. Ese momento en el que, en el decir de Borges, el hombre sabe para siempre quién es. Para el aventurero la acción no es más que una búsqueda constante de sí mismo, y por ello todas las doctrinas le son accesorias: las revoluciones sólo afectan al orden social y político, pero lo esencial – la que sería la victoria última y definitiva, la transformación del hombre – se les escapa. “Ningún Estado, ninguna estructura social crean la nobleza del carácter ni la cualidad de espíritu. Todo lo más pueden crear  las condiciones propicias, lo que ya es mucho”.El aventurero sabe que lo esencial sólo depende de uno mismo, y eso hace de él un solitario irreductible. Y sabe que “sólo hay una victoria, y ésta es eterna: esa que no tendrá jamás”,lo que le convierte en un ser tan lúcido como desesperanzado. El aventurero solo otorgará su lealtad a seres concretos, en virtud de lazos invisibles de empatía y afinidad: “quiero aproximarme a un hombre por su naturaleza y no por sus ideas. Quiero la fidelidad en la amistad, y no la amistad condicionada a una actitud política. Quiero que un hombre sea responsable ante sí mismo, y no ante una causa, aunque fuera la de los oprimidos”. El aventurero no es moral. Su ética es la acción, ésta no atañe a nadie más que a sí mismo. Y si lucha contra algo a lo que considera una forma particular del mal, lo hace a sabiendas de que nadie es el culpable último de ese mal, y de que los malos también pueden tener sus razones.



 “Yo no tengo enemigos, sólo mis propios intereses”...


miércoles, 11 de octubre de 2017

Cumbre


“A veces también se me acaban las sonrisas para ti, a veces también se me acaban las ganas de escribirte. Pero te quiero, ojalá lo entiendas, siempre te quiero, pero a veces mis abrazos no tienen calor y mi boca no sabe que decir…"

Si se hizo de mí una hoguera fue para curarme de estar en el mundo.  (otro)


"Abandono de todo plan literario. Las palabras son más terribles de lo que me sospechaba."

viernes, 6 de octubre de 2017

Sara en el umbral

La mujer que ensueña con un velo de razón
que te estremece sobre sus brazos de hiel
con sus cabellos serenos, tranquilos,
infinitos sobre su nuca y su piel.

Mira la razón que cuela sobre sus párpados húmedos
y entiende más de lo que sientes,
te sobrecoge con sus ojos pálidos,
y quiere ser más.

Bajó de un tren para esperarte en su sombra,
que cálido es sentirse de esa manera.
Verla ante la penumbra y saber que te observa.
Llorar fue lo que hiciste ayer.

Me paro ahora frente a tú paisaje.
Bajo esa Tierra sin caminos.
Hay muchas razones para mí para desaparecer.

Ayer yo existía sin saberlo.
En medio de este paisaje la naturaleza es mía.

Una benigna razón gobierna, cuando el origen de las estrellas
es probado sobre nosotros.

Estamos llenos de secretos,
él podría estar un poco exaltado,
sabes que he pasado tiempo sobre el cáliz de fuego,
 y es cierto lo que se ha dicho.

Esa abrasadora mirada que intenta decir,
regresemos a nuestro Mundo.

Escribo del ápice de la voluntad,
sé que a veces decirte que ya he vivido mucho no es suficiente,
la experiencia vuelve a mí y también saber comenzar.

En su pecho desnudo vi nacer una luz,
su camino es un poco más brusco,
un poco más absurdo, entre fuego y hiel.
Apresurada entrega, ciñe, su figura tenue.
La marea se torna pesada y la llave sufre.

Se tornan azules los seres que ella ve,
la Mujer que había sido siempre sobre la copa de la vida.
Hacer frente a Sara en el umbral de la inocencia.
Ella camina, y ve profundamente a través de ti.

Cuando pronuncias su nombre aparece en el umbral,
su mirada es dura para muchos,
azules son quienes entienden la décima parte del Mundo,
quienes enfrentan sus ojos, giran en un Mar de brumas.

Espera, tranquila, incauta,
a los pies del jardín, al comienzo del camino.
El caballo ruge, se aploma,
poseído por la voluntad de quien aguarda.

Las raíces calan ondo en quienes tienes los rostros azules,
Sara, es díficil de obedecer a mis instintos,
eres un hombre vestido de oro.
No puedo mentir y no tengo elección alguna.

Destrozó su rostro y se fue a la fuga,
sentir el frenesí, la exaltación, la lucha;
¿Qué de bueno hay en morirse?
cuando simplemente no sabemos que hacer.

Aguarda en el umbral hasta el amanecer,
tú propio amanecer,
que la lluvia del invierno sea tú sangre.
Sara me abrazó y me sostuvo,
cuando caí hasta lo profundo y sostenía mi voluntad,
con temor, con miedo.














miércoles, 4 de octubre de 2017

El Mago


"Me gusta aquella forma de ser, en la que pueden confluir una visión del mundo y postura que de cierta manera genera criterios o hasta caos, el hermoso caos… Aquella intelectualidad que no colecciona datos, sino que emplea lo que tiene a la mano…"

                                              

Yo lloro debajo de mi nombre. 

Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad 
bailan conmigo. 


Yo oculto clavos 
para escarnecer a mis sueños enfermos. 

Afuera hay sol. 
Yo me visto de cenizas. 





"Pequeño diario, cómo las palabras se pueden repetir en mi mente de tal manera, aunque lo hayas dicho antes, dime que no lo siento, que no lo entiendo, sabes que has puesto las palabras sobre mi boca, porque sólo busco a esa persona que entiende de esa forma. Una mañana desperté y ya era de noche, le dije a todo el Mundo, pero todos creían ver el Sol; cuando pequeña el Mundo era diminuto porque las hormigas caían en el, y ahora conozco y ahora sé; que el Mundo que buscaba en mis cuentos existe en algún límite cuando sientes; sientes que el hogar donde naciste se te hace hielo, y que tienes que salir a buscar el fuego de los hombres" 


Sobre tu rostro


¡Quien pondría esas palabras sobre tu boca!
¡Sobre tu rostro, impío!
serpiente que brota y renace;
sabes que sobre tu rostro cae una sombra,
aprecia esa pequeña lucidez del alma:

Sabes una cosa,
pequeño libro;
si miles de soles cayeran esta mañana,
y sólo nosotros entendiéramos lo que esta sucediendo;
ahí sabrías que debes correr sobre tus ojos y mirarme,
porque tan sólo una mente hace falta en este tiempo,
esa que esta dispuesta a crear ventanas
y puertas sobre el vacío entre nosotros.

La piel que te cubre hace de sombra,
un puño de hierro sobre tú hombro,
que frío es el silencio cuando se escucha bien.
Una vez quise ser sincera,
pero todos dieron la espalda al Mundo,
mi sable sabía a sangre y roble,
y bajo las ataduras de un gran Rey, vi el Sol nacer como nunca.

Cuando me convertí en un hombre de historias,
supe contar mejor lo que había sentido,
no de forma real como aquellos hombres,
sino como aquel mito,
del hombre en su castillo,
 que vivía preso de un sueño,
y sus días pasaban y sus noches pasaban,
más su sentir se hizo grande y cuando quiso volver,
vio su reflejo en el agua.

Aquel reflejo era gris puro,
y su mirada era dura;
no sabía ya de que se trataba todo esto,
sólo sabía que su guerra había comenzado,
y que su sable empuñado debía morir.

El rey del solsticio de verano vio nacer aquel hombre,
de mirada dura y sable empuñado,
le dio una orden, tan sólo para saber,
que existían seres tal como él,
que entendían más haciendo,
y dando a cabo y morir y nacer.

Sabía que aquella mañana era especial,
porque un hombre murió cuando el Sol nació.

"Sobre mis pisadas,
el suave viento de la mañana,
rocío de lágrimas,
sobre el corazón, un sable".











lunes, 2 de octubre de 2017

...lo he dicho otras veces, pero no me importa insistir en ello: el verdadero ser ha sido, ha de ser y  de estar, siempre, al borde del precipicio. Es la única forma de atrapar lo desconocido, darle forma, hacerlo existir de una vez por todas. 
Lo difícil es estar al mismo tiempo que atisbando en el precipicio sostenerte en el filo de la navaja, vivir de un extremo a otro, en el extremo de todo.



Pequeño Niño






 "La literatura nos ayuda a mejorar nuestra comprensión de las personas, y éstas nos ayudan a mejorar nuestra comprensión de la literatura. Si no podemos escapar del calabozo, al menos podemos mirar a través de los barrotes. Mejor eso que permanecer en el rincón más oscuro, echados sobre el jergón."