martes, 27 de marzo de 2018

No Consuelo

Mi madre también solía mirar a las estrellas.
Mi padre en cambio sólo se limpiaba el barro de sus zapatos,
él existió demasiado, ella vivió.

       Hace más de mil años, entendí algo. Cuando era niña, aún lo sabía muy bien. Contar historias era algo importante en el pasado. Hoy son viejas costumbres, que me hacen, ser algo.

       Mi madre me levantó la mirada, no conocía más abrigo que la voluntad de vivir. Todas las demás son historias sabidas, los juegos, los castigos, las miradas cómplices, la inocencia y la juventud.

       Viajé por mil lugares distintos, en el corazón de los hombres. Más no terminé de conocer jamás. ¿Habrán saldado sus cuentas ya los mil niños del Mundo? Dicen que las voluntades más fuertes son tiradas de cabeza desde el cielo al Mundo, como niños que escriben cuentos y canciones, que pintan al Mundo como a ellos les parece. Que no juzgan, entienden. Y que se destruyen a ellos mismos con tal de nacer cada día.

      No quiero llegar al final de esta historia, pero las llevo todas dentro de mí. Conozco lugares ocultos en los hombres sabios, y también tengo las llaves del Paraíso perdido.

      Al final de este libro, sólo seré un niño.
      Escribo para mí y nadie más.
      Son mis grandes secretos.

"Sé que lees con la vista fijada al Cielo. Pero con el corazón en la Tierra".  Pequeños Hombres.


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Himno

Corre, lejos
hacia las Tierras Sagradas.
Venid a alumbrarme, y
a lavarme los pies,
que la sal reaparece en cólera.

Los niños comen pan y piedras.
Los viejos recogen sus propias cenizas.

Quienes se enteran ignoran.
Nacimos de la misma sangre.

¿Sabrás acaso abrir la última puerta?
¿...o ignoras aquel deseo a causa del dolor?

La última vez fueron todos débiles,
como niños que no saben del hambre del Mundo
porque no la padecen.

Escribir ya se ha vuelto doloroso,
no soy la que está sentada
mirando al Mundo.

Eres un Ser de carne y hueso.
Cuando el himno acaba,
te vas con todas estas palabras,
ignorando mucho más.

Donde soy uno, soy todos.
No callaré ni la última gota.
Mi corazón arde en llama viva.
Cambiar es importante ahora.

El momento de la transición ha llegado,
ya no puedes inventar más personajes,
para este Mundo inestable.
Incorporando más.
Siendo más.
Sintiendo más.

Valoro hasta el último suspiro,
tú madre gritó cuando te vio nacer.
Respirar fue algo difícil, ¿Sabes?
Nunca estaré de la misma forma,
desde hoy.

Me he convertido en Dios,
madre mía, que nadie calle tal regocijo.
Pulverizo con la mirada,
azoto con mis manos.
Voy directo hacia el Mundo.


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