viernes, 16 de octubre de 2020

El paraiso de las almas perdidas

 Este lugar ha cambiado demasiado, estamos esperando un nuevo Sol.

Aunque estamos esperando hace bastante tiempo para que ocurriera un cambio radical, siento que este tiempo no he tenido muchas ganas de escribir, hay algo en el corazón que me aprieta que tiene que ver con mi genuina voluntad y mi incapacidad para vivir mirando de lejos a la soledad.

Esta continua libertad que se nos escapa de las manos, la que va acompañada de la melancolía y la reflexión profunda.

No he dejado registro en un largo tiempo y pienso continuamente en la necesidad de dejar de escribir, y la verdad esque llevo tiempo olvidando algunas cosas para mantenerme despierto:

Prefiero verlos como flores,

prefiero pensar que vos sos un reflejo exacto del Sol naciente,

prefiero escribir a la naturaleza,

prefiero mirar ese borde del camino.


La verdad esque yo no conozco tan bien a una montaña como quisiera,

la verdad esque esta interlinea me hace querer seguir escribiendo de corrido, la verdad que me he observado y preferiría quedarme en silencio.


Me ha pasado de nuevo, aquí en el lugar más sincero, recuerdo a mi querido ser que llego a ser un buen sabio y viejo. Le extraño, no le he ido a ver hace mucho, creo que el debe estar cansado de mí, porque a veces tomo otros caminos, que a mi al igual que a él nos cansa la vida.

He tenido días sensibles, días cálidos y amables con mi corazón, a veces cuando estamos en un lugar cómodo sentimos que no tenemos derecho de apelar a la libertad, esque creo que en ese lugar acogedor no es donde nos encontramos, mucho menos somos esenciales.