viernes, 2 de agosto de 2019

Aprendiendo a escuchar

Algo había oído yo, sobre lo que nos extraña desde la carencia; siempre teníamos necesidad de salirnos de nosotros mismos, ya no puedo escribir sin ser parte de algo más grande, con una vela en mi alcoba me recuesto por las noches frías a escribir unos cuantos versos para ti, amor.

Querido amigo lejano:

      Te extraño, a veces recuerdo la claridad de los días en que el Sol era suficiente sin quemarnos, sin disculpas ni miserias. Te veo en silencio y espero el tiempo necesario, yo por mi parte he construido un jardín como el que habíamos planeado, nunca dejándolo, siempre reconfortando un espacio del alma para cuando quieras volver a ti mismo.

      Escribí una canción y decidí volver, a la infancia perdida, he conocido un buen amigo; desde acá miro fijo hacia el destino; tengo un sueño también al que me quiero aferrar, estoy tranquilo hoy aunque intentamos con todas nuestras fuerzas mantenerlo. Te dejo una puerta aquí dónde los niños tienen alas negras, pero saben decirte cosas al oído, ya no sé si me lees, o me buscas; estoy aquí esperando y todo lo que hago es un juego dónde yo observo.

     Mis ancianos me volvieron a prestar abrigo, siempre atentos y grandiosos. Quizás es demasiado pronto para volver, de vez en cuando me encuentro con alguno de vosotros sin saberlo; lo siento, me he dejado llevar por el caudal de la vida; a penas soy joven y el cansancio se vuelca doloroso. No pretendo olvidar, no pretendo olvidar; volveré de a poco.

     Se nos está acabando el tiempo querido, léeme intensamente, búscame siempre en cada lugar, alguna flor amarilla en el jardín es suficiente para vivir una vida ¿acaso quieres detener el tiempo? solemos pensar que en cada época es distinto, una y otra vez, aquel amigo de ojos grandes.

    Se nos está acabando el tiempo, volveré a la esencia; mis padres no lo saben, mis hermanos no lo saben, los que van al lado mio no lo saben. Yo solía escribir demasiado y quemé todo, un Mundo, debajo de lo que puede verse; yo busco y sigo buscando, dentro mio existe un reflejo exacto, de nosotros.

                                                  ¿Ahora sí puedes?