miércoles, 27 de septiembre de 2017

En el parque


Cuando quise mirarte a los ojos y hablarte de ti mismo:

Imitaría yo tú rostro y tus gestos,
hablaría también, de modo que se creyera un reflejo,
en esto estaba siempre,
conmigo y todos los personajes que vivían en mi cuerpo.

¿Estás preparado para revivir aquellos tiempos?

Estoy a bordo, estamos listos para zarpar,
pero no es tan pronto,
para pretender irnos totalmente de nosotros.

Debes ser múltiple, construirte y recontruirte,
tan sólo con mirar,
ser un músico o un poeta,
entender los modos y las formas,
ser el autor y protagonista,
irradiar y reflejar.

También saber ser,
ser un Maestro y aprender,
todos los finales son también comienzos,
la fuerza y la voluntad.

Empezar en mí y terminar siendo vos.









martes, 26 de septiembre de 2017

Salomón

Salomón era un joven que aprendió a ser mirando las estrellas en el firmamento, sabía leerlas completamente y más aún entenderlas, las desmenuzaba una por una y luego armaba un sinfín de historias y alegres canciones, los niños lo miraban bajo el Sol de la plazoleta de la ciudad.

La muerte de Salomón fue el principio de un final, el niño celeste que nació con mirada perdida. Aquel día de inicios de primavera, era adecuado para comenzar, con tal profundo deseo de sentir. El espíritu de creación se alzo ante los ojos perdidos y Salomón dio un soplo, respiro, abrió los ojos, y empezó de nuevo; a simple vista pareció ser el mismo, pero dentro, muy dentro, algo había cambiado, en lo más profundo ante el amanecer del Sol.

¿Que tienes Salomón? Salomón tenía un rifle que debía disparar, su corazón era cálido, más su mirada se apagaba tras un velo de incertidumbres. En su niñez varias veces había sentido un sentimiento semejante, y cuando recordaba como veía el mundo con esos ojos, sus recuerdos comenzaban a cobrar vida y su mirada se nublaba, se nublaba, para ser más sobre aquel recuerdo.

Salomón había sido creado para entender las formas más simples y más necesarias para vivir dentro de un Gran Mundo de caos. Cuando él miraba al Sol, también nos miraba a todos nosotros. Existía un secreto profundo guardado por la mayor de las voluntades.

Quien da vida, entiende, que todos existen bajo el mismo velo. 




martes, 19 de septiembre de 2017

Alma de niño


     Sí, había sido joven una vez, y no un joven común; había soñado con grandes ilusiones, había exigido mucho de la vida, y de sí mismo. 

     Aquel joven que se perdía esperando una mirada divina, aquel joven que se obligaba a ser fuerte, como todos hacían, también tenía una historia que contar.  Aprendía de la vida con cada día, aunque un gran túnel dividía su Mundo profundo del común de las calles y caretas.

     Se paraba frente a todos esperando respuesta, vivía con aceptación su propia debilidad. Entendía que el techo seguía lloviendo y en el ático, la oscuridad enmudecida quería ser verdad. Así que plantaba los pies en la Tierra y seguía, una y otra vez.

    Con la mirada fija y la voz alzada, entonaba en un tono grave -me quedo hasta que se vuelvan fuertes, veo la realidad y me veo a mi mismo. La naturaleza, el tiempo y el instante.-  No quería ser duro; recordaba aquel cuarto oscuro y su sangre hervía, la mirada se volvía hacia dentro y dejaba de sentir, a veces simplemente miraba al techo, y dejaba que ese sentimiento lo inundará hasta los confines.

     Un sueño es tibio. Con el tiempo, aprendió a vivir de otra forma, y a parecer común, a sonreír y a mirar. Tal vez era azul, el invierno sigue luciendo como si todo se llevara. La bromas también eran una forma de parecer real, y las risas llenaban grandes sacos de trigo. Era un joven de verdad, a veces salía, tratando de llenar su mente de ilusiones vibrantes. Y porque todo se va volviendo lodoso, algún día su rostro será de arena.

     Se estaba acostumbrando a estar sólo, todo lo que era importante para él, lo enterró bajo un árbol, oscureciendo su rostro. En este mundo inestable, lleno de vueltas y vueltas, incluso si aquello lo matara, era un paraíso optimista.

     Sufrió una metamorfosis, menguando una parte; tarde o temprano su rostro se convertiría en arena. Los ojos grises, la voz seca  -háceme no ser transparente- . A pesar de lo oscuro de su camino, sería capaz de averiguar, siguiendo el hilo de sus memorias; el hechicero que se convirtiere en un niño.  Entonces sería capaz de caminar hacia donde fuera para siempre.

    Con el amanecer del Sol, nació un niño, con la mirada de Tormenta. Aquellos eran los últimos días del Sol naciente, los grandes cambios venían desde atrás, el último momento para recoger flores. El corazón del aquel niño era más azul que el Mar, y con el tiempo fue convirtiendo todos esos recuerdos en historias y cuentos. Aquel niño nunca diría un palabra sobre aquel mundo, tan sólo lo haría real.

    El joven de oro con los ojos sellados, aprendió de la capacidad de vivir, estando separado por una gran distancia, vivía en el mismo Mundo, el mismo Mundo. Al igual que el Mar y el Cielo. Se aferro a las nubes, para siempre volver.  Incluso en el sueño, con una figura polvorienta tras la gran escena de la vida, sabía esperar.
Aquel joven, siempre estuvo vigilante, incluso sobre el tiempo más frágil, incluso fue capaz de existir ante todo. Se preguntaba de vez en cuando, que era lo que cargaba, o lo que simplemente, no pudo cargar. Siempre pudo cuestionarse, sin importar cuantas veces; golpeándose frente a la gran puerta. Era simplemente eso, sentir.

   Incluso ahora, el joven mira las estrellas y ríe también. Mira sus manos inmensas en un Mundo pequeño,         -está bien si estos momentos pudieran seguir-. 







Procesión


(…) y te acomodas a un carácter,
lo siembras,
y preparas un destino. (G.)






 Claro, seguimos volviendo
por más, eso es parte del aspecto “humano”
de la procesión. Y hay regiones más oscuras
escritas en lápiz, que deberíamos explorar alguna vez.

Por ahora es suficiente que este día haya terminado.

Trajo su carga de frescura, la dejó caer
y se fue. En cuanto a nosotros, todavía estamos aquí, ¿no? 
(J.A.)




miércoles, 13 de septiembre de 2017

El Tigre - William Blake



¡Tigre! ¡Tigre!, reluciente incendio
En las selvas de la noche,
¿Qué mano inmortal u ojo
Pudo trazar tu terrible simetría?
¿En qué lejanos abismos o cielos
Ardió el fuego de tus ojos?
¿Sobre qué alas se atreve a elevarse?
¿Qué mano se atrevió a tomar el fuego?
¿Y qué hombro, y qué arte
Pudo torcer el vigor de tu corazón?
Y cuando tu corazón empezó a latir,
¿Qué espantosa mano? ¿Y qué espantosos pies?
¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno estaba tu cerebro?
¿Qué yunque? ¿Qué espantoso puño
Osa abrazar su mortales terrores?
Cuando las estrellas tiraron sus lanzas
Y mojaron el cielo con sus lágrimas,
¿Sonrió al ver su obra?
¿Aquel que hizo al cordero, te hizo a ti?
¡Tigre! ¡Tigre!, reluciente incendio
En las selvas de la noche,
¿Qué mano inmortal u ojo
Pudo trazar tu terrible simetría?


lunes, 11 de septiembre de 2017

Mi viaje -primera parte-


(8 de Enero, 50 o 60 años atrás, primeros días).

"A mis 22 años y experiencias."

-La obra destinada a trabajar en lo profundo necesita años de soledad-

Recuerdo ese momento en que leía,
apoyado sobre la ventana que dejaba entrar una luz tenue.
Levantó su mirada, y sus ojos eran tan claros y transparentes como el Mar.

-Pequeño niño- digo- recuerdo siempre esa mirada cálida,
que traspasaba la barrera del tiempo y el mundo. 

-Aquí yace el sueño apacible- responde- quien quiera 
adentrarse a ese sin fin de misterios y miradas,
deberá abrir el baúl de su verdad. 

"Creo que bajo este gran velo que nos cubre,
se teje un mundo hecho de cristal".

Yo veneraba realmente a esa presencia, el torbellino de figuras.
Por eso siento esa extraña sensación de melancolía,
cuando ahora en su ausencia recuerdo esos cálidos días.

Entre la juventud tibia,
intentando sonreír y mirar de forma sincera,
Yo podría a ver quebrantado las reglas,
podría haberme quedado.

Como acontece con los hombres de mirada sincera,
hay una figura para ellos que los marca,
van como guiados hacia los seres que los esperan,
están construidos de materia palpitante.

Quisiera poder contarle,
toda esa razón que escondía tras sus palabras,
en mi emoción infantil,
en mi inexperiencia dado el tiempo,
le gritaba hacia atrás  todo lo que sentía y
él, sólo me miraba con su vista fijada en mis manos,
tratando de decirme algo,
y en un susurro,
todo aquello que tan sólo te hacía sentir,
sentir, íntimamente,
en tu interior,
unos ojos como el Mar.

En  mis primeros años,
cuando empezaba a aprender sobre la escritura,
y los grandes designios del pensamiento,
nos enseñaban a dibujar, innumerables formas y figuras,
a entender la vida y sus símbolos.
Aprendíamos a escribir sobre toscos trozos de hojas acopladas,
unas con otras,  y el delicado uso del pincel.
Pronto me encanté, y desde esa época,
sigo dibujando y escribiendo,
día tras día, noche tras noche.





viernes, 8 de septiembre de 2017

Para Elisa


La cosas que piensas me hacen creer realmente en una verdad,
acaso no entiendes las consecuencias,
las cosas que dices me hacen querer descubrir,
acaso no entiendes de que se trata.

Me dices que te gusta ver la salida del sol,
solo se necesita mirar en una dirección,
me dices que a veces te desesperas en tu abismo,
que acaso no entiendes de que se trata todo esto.

Usted me dice que quiere ser diferente,
sólo te tendrás a ti detrás de la puerta,
sólo quiero que seas natural.

¿Sabías lo jodido que estoy?

Acaso mi sonrisa te hizo pensar lo contrario,
y sigues estando asustado,
usted me dice que soy mejor,
¿qué es lo que has hecho?

A veces sólo me gusta,
a veces sólo desea,
bueno, almenos estoy tratando
vez lo difícil que es...

Nacido con la mirada y puño sobre todo
tienes que saber
soy un ser con el corazón furioso
no es fácil pequeña.

Ellos son los maestros que me enseñaron a pelear conmigo.

Bajo la mirada después de un rito de fuego.

La muerte la recuerdo bien,
con las manos frías sobre la ejecución,
nunca nos arrodillamos,
nunca nos rendimos.

Muerto, destrozado, aniquilado,
en la batalla de las mil vidas,
escupí sangre sobre el camino de oro,
y he visto tus ojos mil veces sobre el rifle y el cañón.

Ha nacido un rostro nuevo sobre mí,
es cuando tienes que sacar el grito interior,
ven a jugar, ven a jugar
veamos juntos la salida del Sol.

¿Sabes?

Su forma de pensar, dime que color ves. 











jueves, 7 de septiembre de 2017

Una vez más


Empieza a sentir el pequeño rose sobre tú corazón...

 A cada momento una parte de mí se resbala tras el velo,
he comenzado ha inventar mil mundos para estar en calma,
hace un tiempo, recordé una historia,
de un joven a quien le sonreí,
muy dentro, su mirada posada en la noche, me miraba,
aunque su piel semejaba un azul pálido,
entendía más de la noche y el frío. 

Cada vez se encendía con mayor fulgor
la vela que refulgía en su interior,
llevaba una gran nube
sobre sus ojos y sus labios,
y cada vez que el mar gritaba,
llovía también dentro de él.

Varios veces pensé,
que era fácil decir algunas cosas:

"Había un hombre,
de ojos de oro y mirada vacía.
Escondía los mayores secretos,
de su propio reino.
Tal reino era enorme,
y cada noche, cuando dormía,
tenía el mismo sueño:
Venía la inocencia con su traje de plata
y corona de estrellas.
Alzaba la voz y cantaba una canción para él,
él nunca había escuchado nada igual,
contaba a la vez una historia,
que hablaba del Sol, cuando nació,
tenía los ojos color oro, y su mirada perdida,
le costaba observarse a si mismo,
porque no había luz que lo reflejara,
vago mucho tiempo por mil mundos,
buscaba a la Luna tan esperada,
le contaron que estaba hecha de plata,
y sus ojos eran de luz pálida,
su voz era tenue, y su mirada profunda como el mar.

Hizo mil viajes, 
y conoció el vacío  en las profundidades del Mar,
cuando llegó al final,
ya era un niño,
se posó sobre un manto cálido, que lo cubría profundamente.

-Ahora que eres niño,
puedes nacer de nuevo-,
-dijo la inocencia-,
porque entiendes mejor que nadie 
el sentido de todo ser.

El Sol pensó una vez,
y pensó una vez más:

He vivido mucho tiempo,
conmigo mismo y mi luz,
ahora puedo partir nuevamente,
a entender las cosas que me hacen ser,
lo que realmente quiero ser,
y me enseñaran dónde debo estar,
a cada momento que escuche algo en ti.

La inocencia miró al Sol,
y luego de a poco comenzó,
describiendo quien era ella, antes de conocer al Sol:

Luna fui,
acaso pude ser mejor, pensó,
volví mi mirada muy dentro, muy dentro,
y desee ser Mar,
en mi soledad sobrecogí las cosas,
y aprendí a mirar, aprendí a sentir,
ahora nuevamente,
consciente subo al cielo,
para alumbrar sobre la cumbre,
ante los ojos de oro.











miércoles, 6 de septiembre de 2017

Contando de a poco



Como les contaba, habían veces en que lograba pensar en grandes cosas,
hablo de mi infancia, ese territorio escudriñado por mi actual forma muchisimas veces.
Para mí todo era algo mágico,la lluvía que caía en invierno y las ventanas
todas empañadas, una taza caliente y un libro para niños.

De vez en cuando me asomaba al tejado por las noches a mirar las estrellas y contarlas,
en mi cabeza sentía las grandes explosiones sobre el cielo y las naves de múltiples colores.

Hubo un tiempo también en que medité largo tiempo, y me retiré,
poniendo el amor sobre la balanza, 
y entendiendo,
 los valores humanos.

Entendí al mundo, 
conocí su historia a través de cuentos y canciones.

Sobre más edad escribí mi primer poema,
era crudo como las hojas en otoño,
despedía un aire de nostalgia esas épocas,
dónde todos los recuerdos son azules.


La muerte se aproximaba con cada paso...

En un remoto espacio dentro de ti...

Busqué un hogar color caoba, 
busque una choza cálida,
creía que el hogar se construía donde se lograba sentir,
para descubrir que sentir no era suficiente,
y a veces dejar de sentir.

A veces se reían, a veces jugaban, a veces sólo dormían.

¿Qué haría yo en el juego de las rosas?

Recuerdo como si hubiese sido ayer,
la primera vez que dejé de sentir,
cada vez más profundo,
cada vez menos.

¿Estás bien...?

Pensarón alguna vez que no importaría,
que lo olvidarían, la infancia no es terreno de cobardes.

De vez en cuando había un ser gris detrás de la ventana,
a veces lucía como un payaso, 
con su traje blanco y  rojo,
a veces morado.

Pies pequeños, manos blancas,
servilletas de colores coleccionadas en un pequeño libro negro,
la máquina de escribir en la pieza del fondo,
el vidrio poroso que no dejaba vislumbrar el otro lado.









sábado, 2 de septiembre de 2017

-Se da cuenta


Siempre supe de la indiferencia de su rostro, de lo frío de sus palabras, de la lluvia que caía  sin parar sobre sus paredes, y de que el vacío sobre sus ojos era profundo y de mar de tormentas. Mil veces quise arrojarlo todo sobre el oro del mundo y seguir, caminando y corriendo a veces más lejos, porque a cada paso más cerca del mundo, mi alma se libera. La historia que cuento no es de ahora, es de tiempos lejanos en que el ser luchaba por un mito, luchaba por su búsqueda incansable, luchaba por la risa y el sentir humano, el verdadero sentir humano.

El verdadero sentir Humano:

Nunca quise ser frío, tampoco arrojarte,
tras varias décadas he empezado a sentir realmente,
desperté en un nuevo mundo reconfortado,
quiero decirte pequeño Mundo,
que eres grande y brillas con la luz
más hermosa que jamás había visto.

Perdón por no escribirte antes,
esque tampoco me había atrevido,
te observo desde siempre y aún no me atrevo
a ser directa,
y sincera.

Muchos te han odiado,
y juzgado,
pero no todos sentimos como el oro del Mundo,
ese que se descubre apenas lo miras,
en sus ojos perdidos,
en el Mar de abismos.

Cuando me acerqué por primera vez a ese Mar,
pensé que podía ser frió,
y antes de todo lo que ocurrió después,
nació el Sol,
dentro mio.

Ahora te veo ante la luz real
la que enaltece,
con sabiduría,
y veo que eres simple,
tan simple en tú necesidad de existir,
que te veo a la cara y sonrío,
de forma llena, de forma completa.



Parece que piensas las cosas pero enrealidad no lo haces


Parece que piensas las cosas pero enrealidad no lo haces
a veces pienso en tú capacidad para vivir
veo tú expresión perdida y a veces con risa
me doy cuenta que sólo genera una luz
en el mundo.




viernes, 1 de septiembre de 2017

Empezar de nuevo


Siempre tuve miedo de escribir,
pensé que la desnudez de sentirse así
era demasiado profunda para soportarla.

Ahora con más años que nunca 
y aún con los pies y las manos limpias
veo surgir nuevas formas de mi.

Es verdad que quedar desnuda es una forma delicada de ser.