jueves, 28 de julio de 2016

Sutemi -Armas Secretas-

“Se dice que si puedes proyectarte mas allá del miedo en un espacio donde se logra el Sutemi, la elevación de nosotros mismos, entonces te manifiestas en un vacío en el cual fluyes natural y libremente”.

Es el miedo el que paraliza el ingenio que todos tenemos, detiene los sueños y limita las acciones, entonces si superamos esto, podemos encontrarnos ya sin miedo, el que corta las alas de nuestra libertad.


¿Qué hay entre Miedo y conciencia? Ya que si no tenemos miedo podemos saltar 20 metros por confianza. Sin miedo podemos pasar por debajo de una espada y pensar que nunca nos cortará… Entonces, ¿esto es miedo o inconsciencia?

Cuando puedas proyectarte más allá de tus propios miedos y vivir con plena libertad tomando conciencia de que los miedos ponen trabas en tu fluir natural, entonces entrarás en un camino de plenitud.

"Sutemi" es un concepto muchísimo mas profundo; "Botar Cuerpo: entrega total al momento de hacer algo sin importar el resultado". Es uno de los conceptos que he hallado en el Kendo más relevantes y directamente practicables a la vida diaria. Entregarse completamente en la actividad que sea, sin duda, miedo, sorpresa y/o confusión, reduciendo el resultado a un elemento más, lo importante es la acción en sí y la valía con la que se ejecuta. Una profunda entrega conlleva profundas enseñanzas y apredinzajes. Una perfecta entrega...

PD: “Abandono de todo plan literario… Las palabras son más terribles de lo que me sospechaba. Mi necesidad de ternura es una larga caravana… sé que escribo bien y esto es todo. Pero no me sirve para que me quieran”. 

Desplazar tu posición implica ser capaz de adaptarte a las circunstancias, sin perder la calma y la alerta, de manera constante. En este sentido, se ha de ser capaz de fluir libremente con el curso de los acontecimientos, sumergirse en la corriente y dejarse llevar o nadar entre las posibilidades para llegar a buen puerto.

***Juego Fluido***






Pesares de la Consciencia -Extractos...-

- Extractos de no sé donde...porque enrealidad no importa, son parte de todos...-

Hay épocas en que la realidad se abre, irrumpiendo de golpe, se abre paso, pasa rompiendo la concepción que tenemos, pero emergiendo, abriéndose espacio para mostrar lo que aún no mostró, lo que aún no eramos capaces de ver.


Se rompe ese espejo en donde el humano busca reconocerse, reflejarse para confirmarse. El abismo entre lo que eres para los demás y para ti mismo. Donde tratamos de contener la vida, asegurarla, dominarla. 

Hay épocas en que la realidad se abre, armónicamente, como un fruto maduro, o violentamente. Épocas donde se vive un abismo temporal y sin hogar y sin patria. La ilusión humana de firmeza, la necesidad de seguridad. Una época en que sólo el arte nos permite escaparnos de nosotros.

Tratamos de situarnos en la delgada linea entre el miedo y la esperanza, también de desnudar la máscara que llevamos puesta, mostrar las fisuras, incluso dilatarlas.  Dar sentido al vacío, crear desde y en él.
Soportarlo.

Ya no la línea que delimita sino el color que irradia.
No el halo de la comprensión sino el estallido de la expresión.

Un exceso del lenguaje o es silencio o es un grito. No queremos mentirnos, no queremos falsear, no queremos ser así. Y nos buscamos en un grito sordo. Y en el grito no buscamos significar sino expresar: salir.
El grito es carne, no aliento.
La vuelta de Dionisio, el regreso de lo reprimido. La serpiente retoma su dialogo con la luz. 

Es lo primordial: los instintos, no los principios . El contenido, no la forma.
Ya no se buscará conocer a través de la distante y fría luz de la razón. Es que no se buscaba saber, sino sentir. Arder.

 La nueva percepción, la nueva vivencia, será a través del dolor y el sufrimiento. La nueva percepción no será percibir sino participar. Y participar, ser parte, será padecer. A la crueldad de la realidad. Participar será partirse.

El nuevo culto será a la existencia intensa y extrema, a la emoción sentida y vivida. Existirán esas fuerzas voraces que acosaran nuestra seguridad, nuestra percepción del ser, nuestro sentido de la realidad . Y el paisaje ya no serán los valles y las montañas, sino los hombres y las mujeres.

"La noche es sublime, el día es bello", ya no se plasmará la belleza ni la armonía, sino el abismo del sufrimiento, el placer negativo de lo sublime. La ruptura y el límite de lo bello.

Ya no se busca plasmar lo fascinante del ser o los dioses, lo ya domesticado, abrazado por el límite de la belleza, sino lo tremendo , su furor y temblor. El huracán que arrastra y destecha. La tormenta. 

Lo monstruoso e incontrolable.
Su abismo.

Sumergirse, implicarse, ahogarse... 

Atte. Eva