jueves, 28 de noviembre de 2019

Sonata de tarde

Te has convertido en entrañas divinas, te has convertido en la palabra que provoca la fuerza del destino, si eres aquel paradigma, vuelve tus ojos dentro y recorre el sendero ya caminado por muchos para volver nuevamente a la querida tierra prometida:

¿Cómo te explico hacia dónde? ¿Cómo desde mis palabras infantiles te muestro la oscuridad profana que yace serena en mis tempestades? Este cuerpo divino absorbe una parte del Mundo, no se cansa, no llora ni hace eco del paraíso optimista, no temiendo ante la naturaleza impenetrable, se atreve a caminar descalza ante el abismo, con apenas el fuego primordial, con apenas unas manos prestadas en esta vida que se agota.

Y me convertiré en ustedes para entender la octava parte del Mundo y dominaré la bestia encendida, caminaré prendido sin que siquiera los pies me ardan, caminare ante todos vestido de fuego, y gritare verdades, y retorceré entrañas por doquier. El apenas había visto demasiado, un dolor que parte el alma, la carencia misma como regalo divino, habiendo habitado el vacío demasiado tiempo, es llenado de oro, es llenado de oro. Te mira, de Sol a Sol, y entre palabras te saca un grito, te saca el corazón, te habita el alma, se convierte en el Mundo, y te llena despacio inalterable, te llena la boca silenciosa.

Me han arrojado, me han arrojado lejos y desde acá pronuncio unas cuantas palabras sinceras:

Mundo primordial, días añejos, este lugar no existe
el Sol caerá en tus ojos, convirtiéndose en tú corazón mismo
la luna te bañara el cuerpo desnudo, pintándolo de plata
caerás en un lago interminable color oro, y saldrás hecho hombre
te tocarán mil estrellas y ninguna de ellas silenciará tu paz
acabarás forjado como un árbol viejo, la sabiduría inalcanzable
tú que guías a los hombres acabas por ser uno de ellos
entre los pies rojos entras desnuda y te sometes como una bestia en la naturaleza
la naturaleza te baña con su fuego recorriendo tú cuerpo aún tierno
completas ya están las sentencias que has de vivir, vida sublime, divinidad encarnada
y la gran puerta abierta te deja un lugar sagrado, has de escribir siempre entre poetas
tú corazón guarda secretos de los humanos, sensibles, y profundos, sinceros siempre
has de llevar el cetro digno, de una visión llena, y armada de paciencia habitas la fortaleza
fuego ardiendo, fuego ardiente, te posee, aquel que lleva la voluntad como única palabra
tú silencio es el arco que hace falta, y las flechas el amor primordial, vínculo místico
te hallaste propia, única, y habitando un Mundo infinito te detienes en lo alto
contemplas, la vida, la muerte, y aquel camino de oro por completo.



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