jueves, 9 de mayo de 2019

Para Miguel

Segunda vez, nos volvemos a encontrar y más tranquilos con los días venideros, sembrando discordia como fruto de eterno juego infantil que nos absorbe:

¿Quién cómo Dios?
El trabajo alquímico o la búsqueda de la perfección:

Bajo este supuesto, el fuego Solar, sosteniendo el centro del árbol, arma su envoltura suprema y se devuelve al Mundo como un ser acabado, retoma sus ejércitos y blandiendo la espada con total sutileza, rompe con el hilo devorador del que no es, para forjar una ilusión tan real como merecedora de la vida.

El corazón del árbol es un Sol de oro, habitando este árbol impregnado de nuestra propia esencia:

Yo te imploro, luz dadora eterna e irreemplazable,
la esperanza nacida en ojos sinceros, y el porvenir furioso, jardín inmenso
la fuerza y la protección anuncia un semblante tranquilo, se levanta
la justicia de un árbol sabio que se mantiene incólume.

En estos tiempos se levantará un ángel, nobleza del alma y revestido de azul. Este tiempo será nublado por velos profundos de la angustia, aquellos lloran o se quedan quietos, corren sin saber donde, apresurando el paso para sólo caer. Muchos serán despertados, el polvo de sus rostros se volverá oro, los entendidos resplandecientes brillaran ante la penumbra. La estrellas en el firmamento se mantendrán firmes ante la inmensidad. El conocimiento eterno caerá sobre los hombros, gracia divina, gran cordura, llama viva, incandescente.

Madurando el fruto, la liberación de lo sobrenatural.




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