martes, 1 de mayo de 2018

Ayer y siempre

Desde hoy sólo te escribiré Cartas:

   Has colmado todos los vasos y te has bebido el vino, ya no suelo ser feliz a costa de mis emociones, ya no quiero verte, me has herido en lo más profundo y créeme que me siento llena, ya me has entregado todo el amor que merezco y desde ahora puedo estar completa. Aquí ya no importa el vacío entre nosotros, podemos crear también un lenguaje distinto.

   Hoy he sido aniquilada, y mi castillo se derrumbó en mil pedazos, no tengo que esforzarme por quererte, no tengo que esforzarme ya. Mis monstruos están más seguros conmigo y yo con ellos, déjame estar como quiero. Ayer yo temía de mí y de ellos, ahora esas viejas historias hacen caso omiso de mi presencia, puedo ser tormenta y tibieza en carne viva.

   Déjame ser más clara también, que eso me ayuda bastante, aquellos locos y nosotros siendo locos, ya es demasiado, yo queriendo mi propio Mundo y mil ejércitos tratando de derrotarlo. Lo derrotaron y ya no tengo nada y no importa. Ahora que soy libre siento la humanidad más cerca, más tonta, y débil y necesaria. No consuelo, no creo en ellos. Deja de llorar ahora que ya aprendiste demasiado. Aquí los Césares hacen más y viven más, voy a irrumpir por última vez aquel consuelo:

   No soporto tú cara, tú rostro, y también amo la destrucción que te hace alguien de valor. Aquellos niños pensaron la vida de una forma distinta, pero los otros, los de los rostros de arena estaban en los cierto. Los mocosos siempre se salen con la suya. Ven aquí a recibir tú premio, ven aquí para que se sientan orgullosos. Deja tú castillo porque también se llenará de polvo. Ahora estoy en un lugar más profundo, más real, sin creer, sin llorar. Mira el alba y también sabes que puedo ser devoto, pero aquella noche no pensaste lo mismo, y vuelves ahí cada día y te das cuenta de que eres tan sólo un rayo o una tormenta. ¿Acaso la naturaleza te hace pensar lo contrario? No nací de ti, y tampoco vengo de ti. Lo que creo ahora es distinto de ustedes. Me voy con mi cuerpo de niña y no tengo motivos para detenerme. No necesito de tus miradas, no necesito.

   Voy con los pies descalzos a mirar el Sol y me quema, mira lo que soy, me lleno de emociones y de verdad, soy una mala réplica de lo que debió ser el Mundo. Ahora que construyo mi Mundo me doy cuenta que la ilusión vive sólo para unos pocos, y después de un tiempo nos abrazamos perteneciendo a un Mundo inestable. Créeme que amo, como los hombres, con descontrol y furia, a veces con locura. Quiero poseerte, quiero tenerte entre mis brazos para aniquilar la última gota que te hace ser algo. Saber que me puede doler tanto también es dulce, y arrancas una flor si te gusta y miras con odio aquello que no entiendes.

    Ayer yo nací y ahora hablo el lenguaje de los hombres pájaro, esta carta es para ti...te conocí ayer y ahora te encuentro en cada hombre, no eres distinto de nadie, déjame destrozar algo más, y déjame quererte. No creo en tú plenitud porque no la entiendes, y estamos todos sintiendo demasiado. Aquel libro que escribí hace mil años también hablaba de lo mismo, vez que soy viejo, vez que ya he destrozado demasiado y sigo en pie con mi mirada dura. Ven a decirme algo si puedes y no quiero escuchar tus verdades, quiero sentirte, estremecer, gritar contigo, y desmoronarnos en un sentimiento aniquilador. Sentir así puede ser demasiado, pero los niños si lo hacen, y esos crudos que te miran riéndose entienden más que tú. Cuando los observas te das cuenta que de seguro son más viejos, porque significa que han nacido mucho antes que tú porque vuelven a este Mundillo con esos cuerpecitos débiles pero de miradas angulosas y talladas por mil ángeles. Ya no te creas algo, lo eres, no puedes escapar.

    Y que sí te gusta demasiado, y que si puedo poner mil palabras sobre mi boca. Aquel adulto que me mira se encuentra a él mismo, ¿Quieres que saque más de ti? ¿O sigue doliéndote dentro? Ya me aburrí de las condiciones y las reglas, odiarme es odiar al Mundo. Cuando me vez, las flores del jardín se queman, los puños golpean y los rostros hacen muecas. Deseo, deseo, deseo. Esto que escribo es una enorme disculpa, conmigo misma, con todo lo que llevo puesto. Ahora. en un breve suspiro me saco mi máscara y me presento:

    "Querido nadie, no me conoces, pero yo a ti sí, sé que me lees con apetencia si has llegado a este punto, cierra tus ojos ahora, dentro tuyo vivo con más claridad. Cuando te siento también lo disfruto, y me lleno de ti. Es grato escuchar esto cuando lo menciono de alguna manera, porque hace falta quererse, desnudos, tibios, serenos. No te cuido, no consuelo, no busco ni espero. El ego ha llenado grandes mares de locuras, y proyectar las mil imágenes del Mundo sólo te hará fuerte. y es falso cuando un hombre intenta racionalizar demasiado, y viene con todas sus ideas y sus palabras usadas. Mírame, dime tu verdad, ¿Te duele que exista o te agrada? yo ya no tengo capas sobre mi piel y el Sol me quemó las entrañas, dime algo y te querré desnudo, porque así te veo. Ese hombre viejo también padece de locura, y me mira incrédulo. Deja ya esa máscara de niño viejo. Todos fuimos siempre niños, algunos vivieron demasiado, yo te miro y me alegro de estar ahí".

     Después de beberte el vino, ves a una mujer, como un pañuelo de seda, sentada ante el altar de tú vida, y los mil amigos que hiciste en el camino se postran viejos ya de tanta vida y tanto canto. Sacrílega es la gran madre del Mundo, pronunciar su nombre es demasiado, su mirada te marcó toda una vida, ella muere y es fatal. Ahora hombre, tienes el fruto prohibido del conocimiento y yo tengo la copa que te llena la vida. Matad si es necesario, arrancad los dientes y los ojos. No me siento a esperar porque he esperado siempre de la misma manera. Mira lo que he hecho con mis manos y mi vida. Querías leer aquel libro que oculté en mi cuarto, y nunca supiste que las palabras son inútiles entre nosotros. Los Dioses han despertado y se ha iniciado en la época una nueva historia, más clara, más verdadera, escrita en el antiguo idioma de los escribas, cuando eran niños en un futuro lejano que ellos mismos desconocían.

     Vivo y viviré una larga vida, espera esa aventura que he de entregarte, cuando me conoces tocas el fuego, quiéreme como se quiere arrancar a las flores más bellas que yo siempre estaré viva en tus ojos. Soy ser y espíritu. Alma encarnada de las voluntades más fuertes, cuando llores te haré fuerte, cuando me escupas miraré al Cielo. No quiero. Poseo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario