jueves, 23 de junio de 2022

casa primavera

El invierno siempre llega y con su lluvia todo lo transforma.

Mis últimos escritos no me han gustado, pero a la vez, estoy tranquilo. 

Miro desde mi vereda y los años que pasaron, no tengo mucho que escribir.

Hace años ya, que de a poco, todo se fue difuminando lentamente.

Y los mejores años de mi vida, fuero mi juventud lejana, entre libros, el camino del Tao y el yoga.

Aprender a estar solo y en silencio es un camino hermoso, consagrarse entre un plano maravilloso y en el que estamos acostumbrados.

Hace poco, deseé comprarme una máquina de escribir para anotar mis reflexiones de una manera más sincera.

Siento haber sido ese ser en medio o la oveja negra. 

Ahora busco estar más lejos y darle espacio y espejo a mi verdadera naturaleza.

No he podido dejar gran registro y siento haber defraudado a mis ancestros por no escribir aún de la manera adecuada.

La verdad es que me gusta Novalis y Holderlin, pero me ha Sido muy difícil encontrarlos en mi ciudad.

Si yo hablara de mi corazón cuando miro al cielo y de aquella forma de sentir que cada vez la veo más lejana.

Pronto me iré a una nueva casa rodeada de verde, quisiera quedarme ahí un buen tiempo y olvidarme de tantas cosas.

Pero ahora se trata de todo lo que me rodea y su intimidad. No de aquella intimidad barata que nos venden en la publicidad, ni de aquella de la que no nos preocupa hablar.

¿Cómo volvernos más íntimos?

Hay que dejarle más espacio interior al cuerpo, yo deseo dejarle más espacio interior a mi cuerpo y permitirme escribir y leerme sin vergüenza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario