domingo, 1 de septiembre de 2019

En mi camino tú

¿Porqué nos seguimos engañando tanto, entendiendo como si la vida pudiera ser de otra manera?

Miro a mi alrededor, a todos como van de prisa, a sus trabajos, a sus hogares, entre gente conocida. Una conversación que quiere decir algo, algo que quiere ser visto, más allá de nosotros. Mentirnos desde un principio parece un juego eterno, en aquel paisaje donde nos encontramos en la primera ocasión, me dijiste unas cuantas verdades a medias, fui sincera, hasta inventé nuevas formas de serlo pero ahora que te encuentro de nuevo tienes miedo.

No me queda un pasaje para esta historia, tampoco una casa, un hogar o siquiera un amigo de ojos grandes. Lo dejé todo, todo para poder mirarte a la cara y saber que estaba detrás del velo en esta época en que ninguno quiere ver más allá. Ellos corriendo, ellos corriendo por un mañana que no llega, y a él, justo a él lo vi llorando entre la multitud mientras yo reía; no podía otra vez, y si tan sólo me acercara.

Estoy en este momento sabiéndolo, mirando fijo al cielo esperando una mirada divina, doliendo la vida que llevo clavada  inmensamente. Me quedaré un momento en silencio y hasta te esperare, no quiero mirar, no quiero mirar. Ayer mil veces, quiero un lugar donde estar cómodo de una vez por todas el corazón se detiene para seguir.

El no se parecía a nadie, tenía la cabeza como un tiro, de esos que no llegan a su destino. El tenía también un abrigo que usaba para cubrirse bien, cuando era necesario y se quedaba de vez en cuando al borde, más bien siempre, contemplando un poco, y se aburría de si mismo, hasta envolverse finalmente.

Quédate quieto, ya no intentes, ya  no intentes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario