miércoles, 27 de junio de 2018

Siendo niñas

     Sabía de esta inocencia interrumpida, sabía que podía existir algo así en los corazones, muchas miramos temprano el Sol y nos quemamos, en nuestra cálida necesidad de existir, ahora recuerdo como mirar al Mundo y es distinto a como solía ser. Sobre aquel campo minado caminamos de las manos y nos arrojamos sin temor a la aventura, perdimos una parte de nosotras, nos pesaría aún más, cuando lográbamos recordarlo todo. En aquella infancia nuestra fuerza residía en nuestra forma de sentir al Mundo, la ignorancia era tema de mayores, mirábamos a los ojos y entendíamos más.

     Ustedes no lograron entenderlo nunca, vivíamos de forma tan potente y nos dejaron caer, para vernos rotas. Solíamos llorar a las orillas de un río joven, nuestra piel blanca traslucía esa fiebre de los cristales, intentamos seguir mirando como el agua fluía con su transparencia, aquellos días no volverían.

     Ahora escribo triste, ¿Entiendes porque siempre a sido distinto dentro de aquí? solíamos pensar de verdad en algo absoluto y lo teníamos dentro, hallábamos por doquier aquel sentir humano, de pronto levanté la mirada y mis ojos eran de arena, aquellas ocasiones en que nos tumbaron de un golpe para levantarnos a hacernos fuertes, también destruyeron una parte de mí. Nos mirábamos, alguna vez sentí esa complicidad ajena, pero profunda, con aquella infancia dormida, los colores sobrios.

     Fuimos creciendo y entendíamos algo más, alguna vez pude sentir de esa manera. Soportamos la furia del Mundo, muchas de nosotras olvidamos lo que traíamos de importante. Sigo despierta, la piel rota, la mirada nostálgica, cómo decirte aquello que alguna vez vivió en mí, y en todas nosotras, en este Mundo corrompido dónde sólo existir era una realidad cruel.

     Cuando recogía una flor, también me recogía a mí, y me hería. Nunca entendieron el miedo que sentíamos sobre nosotras, la intensidad de las emociones, la luz que proyectamos en nuestra habitación vacía. Al otro lado de la casa era un vacío, la ignorancia, el poder, el absoluto uno mismo, nosotras queríamos destruirnos para desaparecer, nunca fuimos capaces de entender el daño que provocamos.

     Mil historias han pasado, las grandes catástrofes han sido fruto de la inocencia. Quisimos entender lo egoístas que fuimos cuando nos dimos cuenta que nacimos en un Mundo inestable, cuando logramos entender como sentíamos y apenas nos conectamos  nos hicimos trizas, aquella realidad era suficiente para no querernos aquí. Ahora nos cuesta decir tantas verdades que sólo viven en unos pocos, porque nuestras conciencias se duermen para siempre, con tal de hacernos dignos de vivir las mil realidades; a veces es tan fuerte que nos apagan para siempre, y seguimos caminando hechos de lodo y con los ojos invertidos para no mirar.

     Aquella noche sobre el campo de granadas, miles de niños despertaron dentro. Cuando se entendieron se hicieron trizas.

    El único requisito para entender, como realmente se siente estar en esta vida, de aquella forma, tan dulce, tan plena, la inocencia perdida, siendo niñas en este Mundo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario