martes, 5 de junio de 2018

Noche Delirios

      Ahora te escribo un montón de verdades, creímos en un momento que te habías perdido, pero volviste, con tu mirada que nos inunda, cada vez más en tú Mundo que acabas inventando, duro, solemne, inmenso.

Llevo años tratando de robar recuerdos, tengo algunos que guardo con locura; aquí me despreocupo también del pequeño Mundo y de ese Mundo que dicen llamar real, pero que enrealidad son patrañas. Sobre el día más extraño, la casita con el cuarto trasero que se hacía pequeño, y guardaba algunos secretos para mí. El enorme templo que guardaba al Gran Maestro en sus profundidades, y que avanzando la arquitectura se transformaba en compleja y oscura y las escaleras se envolvían en sí mismas. Los viajes a nuevos continentes en barcos voladores, cuando era de noche y nos convertían en brujas, y esa vez que todo el Mundo se volvió loco y tuvimos que matarnos.

Sobre lo que llevaba dentro, nunca tuve claridad alguna, siempre sospeche que algo se ocultaba en el velo de las grandes verdades, esas que nos enteramos a último momento, miramos hacia atrás, y nos reímos de nosotros mismos. Pero, existe algo que aún más me inquieta, cuando se nos presenta ese viejo huraño y nos dice unas cuantas cosas y pensamos que nos íbamos a morir antes. Yo le decía que me soplara unas cuantas cosas más de forma que todo fuera más fácil y llevadero.

Y ahora, también recuerdo robado, pequeño Mundo, esa niña era extraña, atravesó el Mundo sin entender nada pero lo hizo real y ahora empieza de nuevo pero con sus historias y cuando sale otra vez todo a cambiado para ser más extraño que nunca. En ella misma, lo vio nacer, todo era más complejo y se aburría, entendía otra parte más simple que la hacía feliz pero a medida del tiempo siempre habían más palabras para entorpecerlo todo. Jugaba a que se escapaba por la ventana trasera que daba a un río, que cruzaba a pies descalzos, luego llegaba al pueblo de la gran puerta, dónde los adultos se creían jueces y seguía siendo inútil intentar algo, así que pasaba con mirada extraña, jugando como los monos, y luego hacía unas muecas para parecer más ofensiva y nadie quisiera acercarse. Así lidiando poco a poco, llego nuevamente el retorno y ahí estaba, intentándolo una y otra vez con nuevas formas, hasta el aburrimiento, cuando derrepente !Boom¡ aparecían unos cuantos más, con cara de idiotas, esos envases que haces llamar personas, pero que enrealidad no lo son. Se enteraban que también era idiota y entrabamos el tubo de cristal con murallas enormes para mantenernos herméticos.

Algunos recuerdos son tan rápidos como se puede pensar, y se leen así, velozmente. Sigo sin entender como funcionan algunas cosas, pero a nadie parece importarle, así que a mi menos. Sólo trato de recordar esas vidas que están para atrás y a veces atrapo una que otra y la saco y ves que viven dentro. A veces ella también colapsa, y me manda las emociones para que haga y deshaga en este Mundo.

Ayer en las Murgas, me di cuenta de algo, era de noche, como siempre esa atmósfera repulsiva que igual disfruto, porque te sientes perdido y así entiendes algo. Yo ya me había perdido desde un principio, y los fuegos artificiales me aturdían. Pero tampoco podía diferenciar realmente la realidad, con todos esos disfraces, y gente bailando en las calles, lugar que no conocía. Terminé alejándome de ahí y las cosas se ponían aún peores, porque ya las calles no las reconocía, en absoluto, así que no sabía hacia dónde iba pero avanzaba seguro, mentira. Busque esa plaza dónde se supone llegaría un niño perdido, yo lo sabía desde antes, lo esperaba. Y llegó, y nos transportamos a su atmósfera que era inmensamente densa, aunque se veía muy joven, muy joven, y ahí entendí algo porque yo lo podía ver, ante mis ojos, y sentir su presencia, que ocultaba con resignación. Lo seguí sin pronunciar una palabra, hasta darme cuenta de algo diferente en él. Y llegamos al establo azul, ese dónde llueve toda la noche porque las paredes están rotas, y me mostró sus alas, y enmudecí. Hombre, niño, caído, diabólico, inocente:

"En la noche las alas se abren de par en par para recitar unas notas que escribí en mis viejos años de ser eterno, cuando caí, mis alas se hicieron trizas y en negro absoluto se convirtió mi Dios:"


No intentes decir una palabra sobre este periodo,
las cenizas han cobrado valor en plata,
en mis manos llevo el oro del Mundo,
has recobrado el aliento perdido en aquellos tiempos.

Muero dos veces al día y puedo vivir con ello,
sonría, incauto,quiero verte a los ojos y decirte algo,
quiero la vida, me honra tú presencia pura, soberana,
las mil caras de un niño que se ha vuelto gris temprano.

Te solivianto, eterno retorno de mis emociones desnudas,
has de mí una hoguera, he caído en las manos del Mundo,
aquel que hizo de su vida el lugar del encuentro,
te habito porque eres de carne y alma dulce.

Propongo que mi rostro se reúna con los suyos,
propongo que si he de saber algo, lo diré a carne viva.
ya no temo aquellos lugares lejanos y vacíos,
en mi retumba el eco de las grandes catástrofes.

Viví mil veces sobre aquel mito de fuego,
he visto la muerte que trae el delirio,
sus rostros siempre parecieron más pálidos por la luz,
mi cuerpo se entibia, el calor humano, y la penumbra.

Pequeño Mundo, no nos dejes jamás, cada gota de tú vida es desdicha en muchas y cobra un sentido para mi en la ignorancia de este pecado. He escrito mil versos más para repudiar este Mundo y decir algunas cosas imposibles, flor del Mal.



Abandono de mi mismo, fin del primer acto. El dibujo también.





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