sábado, 14 de diciembre de 2019

Dime algo

Con una camisa abierta y los labios en miel, capricho mio, te veías radiante, él no pudo despegar su mirada, diabólica e inocente. El quería un juego, su propio juego, que este Mundo volviera a ser interesante, un cuerpo sensible, una sonrisa que se pronuncia lasciva. El impulso poderoso de la juventud, deseando algo tuyo, deseándolo todo; tocar una canción, o todo su cuerpo, florecer a su lado.

¿Fue demasiado tiempo? ¿Te importaría mucho que él te trate bien?

Te llevó a su cuarto sólo, te pidió tan sólo un momento dentro suyo, te acostó sobre un lecho viejo, te mostró su piel, sus labios y cada pétalo de su interior. Te haría suyo, este Mundo puede ir abriéndose profundo. Te gustó mirar, te quedaste en silencio, más profundo, más rápido, más etéreo.

Albergando una emoción genuina, sus ojos parecían un par de flores perfectas, lozanas y suaves. Su sonrisa recorría el vientre amante; injurié por la noche, su inocencia preciada. Pero quise tanto y desee con pasión, ya no como un niño; su cuello firme, sus manos fuertes. Abrazando lo indestructible, un beso que quema.

¿Quería beberte? ¿Vamos por un tabaco?

Ellos solían amar demasiadas cosas, me gustaba verlo así, libre y acariciado por la vida. Despojado, encontrándose distinto, quitándoselo todo, llenando sus vacíos y vaciándonos una y otra vez. Ocultando una parte, deliciosa y sensible, ocultando todo lo importante, para mostrarlo de a poco, la luna obscena observa como gritamos tantas verdades a la noche, y nos reímos de todos, nos sentimos tranquilos, nuevamente solos, ambos mirando la misma noche.

Y en esta noche sólo puedo observarte a ti, cálido y sensible al tacto, a ti y tus ojos y tus labios, quemándome todo.

Esta noche es para los locos, esta noche somos otros. Te dejé pistas, te miré insinuando algo desde un principio, me acerqué lento, pero seguro te quería. ...y tan sólo, podíamos sentir la tormenta viniendo hacia nosotros, y se podía sentir como desprendías una parte, para romperte en éxtasis, para romperte por fin, caer resplandeciente en un abismo, interminable, sensato y exquisito.

Amo sentir, amo estos ojos, para mirarte, y dejar de hacerlo.

Esta noche él sabía demasiadas cosas, el se acostaba pensando en aquel recuerdo sobre sus historias secretas, el quería saber más, entrar de golpe, absorberlo con dulzura. El besaba como bebiendo de un cáliz, como consumiendo oro puro, el recorría su cuerpo como si de un arpa se tratara, lo quería todo, él siempre lo quizo todo. El se miraba, en cada parte que encontraba interesante, el se acercaba con cuidado siempre, el tenía la paciencia necesaria, para entregar un beso preciado, y tocar la melodía más hermosa.






No hay comentarios:

Publicar un comentario