domingo, 12 de enero de 2014

Poemas de Novalis-Extractos

Qué ser vivo, dotado de sentidos, no ama,
Como el más profundo aliento de la vida
Su sola presencia abre la maravilla de los imperios del mundo.

Pero me vuelvo hacia el valle,
a la sacra, indecible, misteriosa Noche.
–Lejanías del recuerdo, deseos de la juventud, sueños de la niñez,
breves alegrías de una larga vida,
vanas esperanzas se acercan en grises ropajes,
como niebla del atardecer tras la puesta del Sol–.

¿Qué es lo que ocultas bajo tu manto, que, con fuerza invisible, toca mi alma?
–alegre y asustado, veo ante mí un rostro grave,
un rostro que dulce y piadoso se inclina hacia mí,
y, entre la infinita maraña de tus rizos,
reconozco la dulce juventud-

No escatimes la felicidad
a los que en esta jornada terrena se ha consagrado  la Noche.

–solo, como jamás estuvo nunca un solitario,
hostigado por un miedo indecible–

–la melancolía se fundió en un mundo nuevo, insondable
ebriedad de la Noche, Sueño del Cielo–,
tú viniste sobre mí.

–en sus ojos descansaba la eternidad–

Pero mi corazón, en secreto,
permanece fiel a la Noche.
¿Puedes tú ofrecerme un corazón eternamente fiel?
¿Tiene tu Sol ojos amorosos que me reconozcan?
¿Puede mi mano ansiosa alcanzar tus estrellas?
¿Me van a devolver ellas el tierno apretón y una palabra amable?
¿Eres tu quien la ha adornado con colores y un leve contorno,
o fue Ella la que ha dado a tus galas un sentido más alto y más dulce?
¿Qué deleite, qué placer ofrece tu Vida
que suscite y levante los éxtasis de la muerte?
¿No lleva todo lo que nos entusiasma el color de la Noche?

Camino al otro lado,
y sé que cada pena
va a ser el aguijón
de un placer infinito.
Todavía algún tiempo,
y seré liberado,
yaceré embriagado
en brazos del Amor.
La vida infinita
bulle dentro de mí:
de lo alto yo miro,
me asomo hacia ti.
En aquella colina
tu brillo palidece,
y una sombra te ofrece
una fresca corona.
¡Oh, Bienamada, aspira
mi ser todo hacia ti;
así podré amar,
así podré morir.
Ya siento de la muerte
olas de juventud:
en bálsamo y en éter
mi sangre se convierte.
Vivo durante el día
lleno de fe y de valor,
y por la Noche muero
presa de un santo ardor.




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