martes, 27 de marzo de 2018

Himno

Corre, lejos
hacia las Tierras Sagradas.
Venid a alumbrarme, y
a lavarme los pies,
que la sal reaparece en cólera.

Los niños comen pan y piedras.
Los viejos recogen sus propias cenizas.

Quienes se enteran ignoran.
Nacimos de la misma sangre.

¿Sabrás acaso abrir la última puerta?
¿...o ignoras aquel deseo a causa del dolor?

La última vez fueron todos débiles,
como niños que no saben del hambre del Mundo
porque no la padecen.

Escribir ya se ha vuelto doloroso,
no soy la que está sentada
mirando al Mundo.

Eres un Ser de carne y hueso.
Cuando el himno acaba,
te vas con todas estas palabras,
ignorando mucho más.

Donde soy uno, soy todos.
No callaré ni la última gota.
Mi corazón arde en llama viva.
Cambiar es importante ahora.

El momento de la transición ha llegado,
ya no puedes inventar más personajes,
para este Mundo inestable.
Incorporando más.
Siendo más.
Sintiendo más.

Valoro hasta el último suspiro,
tú madre gritó cuando te vio nacer.
Respirar fue algo difícil, ¿Sabes?
Nunca estaré de la misma forma,
desde hoy.

Me he convertido en Dios,
madre mía, que nadie calle tal regocijo.
Pulverizo con la mirada,
azoto con mis manos.
Voy directo hacia el Mundo.


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