jueves, 28 de julio de 2016

Pesares de la Consciencia -Extractos...-

- Extractos de no sé donde...porque enrealidad no importa, son parte de todos...-

Hay épocas en que la realidad se abre, irrumpiendo de golpe, se abre paso, pasa rompiendo la concepción que tenemos, pero emergiendo, abriéndose espacio para mostrar lo que aún no mostró, lo que aún no eramos capaces de ver.


Se rompe ese espejo en donde el humano busca reconocerse, reflejarse para confirmarse. El abismo entre lo que eres para los demás y para ti mismo. Donde tratamos de contener la vida, asegurarla, dominarla. 

Hay épocas en que la realidad se abre, armónicamente, como un fruto maduro, o violentamente. Épocas donde se vive un abismo temporal y sin hogar y sin patria. La ilusión humana de firmeza, la necesidad de seguridad. Una época en que sólo el arte nos permite escaparnos de nosotros.

Tratamos de situarnos en la delgada linea entre el miedo y la esperanza, también de desnudar la máscara que llevamos puesta, mostrar las fisuras, incluso dilatarlas.  Dar sentido al vacío, crear desde y en él.
Soportarlo.

Ya no la línea que delimita sino el color que irradia.
No el halo de la comprensión sino el estallido de la expresión.

Un exceso del lenguaje o es silencio o es un grito. No queremos mentirnos, no queremos falsear, no queremos ser así. Y nos buscamos en un grito sordo. Y en el grito no buscamos significar sino expresar: salir.
El grito es carne, no aliento.
La vuelta de Dionisio, el regreso de lo reprimido. La serpiente retoma su dialogo con la luz. 

Es lo primordial: los instintos, no los principios . El contenido, no la forma.
Ya no se buscará conocer a través de la distante y fría luz de la razón. Es que no se buscaba saber, sino sentir. Arder.

 La nueva percepción, la nueva vivencia, será a través del dolor y el sufrimiento. La nueva percepción no será percibir sino participar. Y participar, ser parte, será padecer. A la crueldad de la realidad. Participar será partirse.

El nuevo culto será a la existencia intensa y extrema, a la emoción sentida y vivida. Existirán esas fuerzas voraces que acosaran nuestra seguridad, nuestra percepción del ser, nuestro sentido de la realidad . Y el paisaje ya no serán los valles y las montañas, sino los hombres y las mujeres.

"La noche es sublime, el día es bello", ya no se plasmará la belleza ni la armonía, sino el abismo del sufrimiento, el placer negativo de lo sublime. La ruptura y el límite de lo bello.

Ya no se busca plasmar lo fascinante del ser o los dioses, lo ya domesticado, abrazado por el límite de la belleza, sino lo tremendo , su furor y temblor. El huracán que arrastra y destecha. La tormenta. 

Lo monstruoso e incontrolable.
Su abismo.

Sumergirse, implicarse, ahogarse... 

Atte. Eva




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