Pero en la escritura siento algo liviano y amable que hace tiempo no sentía. No me importa si me leen ni siquiera escribo para alguien, para mí o para otros tiempos, sólo escribo. A pesar de toda la pena del día y también afrontar ciertas situaciones sociales, estoy contemplando otro aspecto del paisaje y ya no me importa cosas que no debieron importarme desde los inicios de los tiempo. Hoy día con tanta pena, solté, todo lo que tenía por soltar y me mire de frente, me ví sólo nuevamente y liviano. Liviano para escribir, para observar para no tener prejuicios ni con el dolor. Hay cosas que leo, que escucho y que siento pero ya no quisiera sentirme identificado con nada, estoy cansado y profundamente agotado de esas sensaciones.
Seguiré teniendo pena un buen tiempo, pero creo que se irá pasando.
Lo siento, por decidir deliberadamente. Lo siento, por priorizarme, a pesar que sé que la pena me va a inundar tarde o temprano hasta el cuello.
Pero ya voy acostumbrándome, a aceptar mi diferencia.
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